Delia Domínguez compartió con más de un centenar de jóvenes osorninos

Delia Domínguez, junto al Rector de Santo Tomás Víctor García y la Consejera Carmen Finlez.

En la UST

  • En un encuentro muy emotivo, la poetisa osornina compartió su literatura y anécdotas de infancia con los asistentes, entre los que destacaba un centenar de estudiantes de Enseñanza Media que la aplaudieron de pie.

Con esa sencillez que sólo tienen los grandes, se presentó la poetisa osornina Delia Domínguez en el auditórium de la Universidad Santo Tomás, hasta donde llegó más de un centenar de personas, entre los que destacaba un grupo de estudiantes de Enseñanza Media de diversos establecimientos educacionales de la ciudad.

Fue lo primero que destacó la escritora, confesando que para ella es un honor tener la oportunidad de compartir con jóvenes pues la llenan de energía. “Esta emoción de hoy de estar con ustedes es verdadera y agradezco la invitación de Santo Tomás y de su Rector Víctor García porque estar aquí es un verdadero placer, sobre todo al ver tantos jóvenes”, indicó.

El Rector de Santo Tomás Osorno, Víctor García, destacó la excelente disponibilidad de la escritora, su sencillez y enorme talento literario, expresando su anhelo de que pueda ser parte de la V Feria del Libro y las Artes que se realizará en octubre.

Entre los asistentes estaba la consejera del Consejo de la Cultura y las Artes de la Región de Los Lagos, Carmen Finlez, quien agradeció la oportunidad de compartir con esta destacada poetisa que ha sido nominada cuatro veces al Premio Nacional de Literatura y cuyos poemas han sido traducidos a varios idiomas, incluso al rumano. “Ojalá la Universidad Santo Tomás la patrocine y los osorninos la apoyemos para que próximamente ese premio esté donde debe estar: en sus manos”, indicó.

Delia compartió con los presentes parte importante de su antología poética, intercalando sus obras con historias de infancia, en el campo, en nuestra ciudad; e íntimas vivencias con amigos como Gonzalo Rojas, Isabel Allende y Pablo Neruda, a quienes recuerda con profundo cariño, gratitud y admiración.

La hija ilustre de la ciudad de Osorno regaló un libro y se dio el tiempo de fotografiarse con los jóvenes que también le pidieron autógrafos.

De buena gana hizo reír a los asistentes con innumerables anécdotas, cercanas para los asistentes, pues la mayoría se remontaban a la vida en el campo, cerca de los trabajadores, los caballos y las cosechas. Y es que esa vida marcó parte importante de su obra literaria y, por supuesto, de su vida, aun estando lejos de su querido Osorno.

“Yo soy campesina, nací en el campo, camino a Puerto Octay. Mi madre murió cuando yo tenía 5 años y el abuelo me puso de niñera una yegüita pony que se llamaba Pancha (en un prólogo que me hizo la Isabel Allende habla de la Pancha). Entonces me montaban y me amarraban las patitas en los estribos, mi abuelo le daba un palmazo y partía la Pancha. Yo me lo pasaba en las casas de los trabajadores, donde me invitaban a almorzar, a comer, entonces me crie con una relación de piel a piel con personas esforzadas y sencillas. Eso es algo que le gustaba mucho a Pablo (Neruda)”, relató.

La escritora comenzó en este oficio, siendo niña, al ganar un concurso del Ministerio de Educación para niños de hasta 10 años con el tema “La uva”. “Después de ganar ese concurso, en cuanto acto había en el colegio, las monjas me pedían que recitara La Uva y tenía que subirme al proscenio una y otra vez. De verdad estaba tan aburrida que tuve que ponerme a escribir otras poesías y así empecé”, contó entre risas y aplausos de los asistentes.

Delia leyó extractos de su Antología Poética publicada en 2008 que reúne parte importante de su trabajo literario. Entre sus publicaciones están "La Tierra nace al canto", 1958;  "Parlamento del hombre claro", 1963;  "Contracanto", 1968;  "El sol mira para atrás", 1973;  "Pido que vuelva mi ángel", 1982;  "La gallina castellana y otros huevos", 1995; y "Huevos revueltos", 2000.
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